jueves, 21 de abril de 2011

Aprendiendo a valorar

Anoche me miré TRON EL LEGADO, y me quedó una escena en donde el algoritmo del mundo virtual, en forma de mujer sexy le pregunta al chico del mundo real, cómo era su mundo , cómo era el sol, entonces el muchacho se tiene que poner a pensar, ya que nunca se detuvo a prestar atención a esa cosas. Eso me llevo inevitablemente a pensar, cuantas cosas lindas de la naturaleza no disfrutamos, por estar convirtiéndonos cada vez más en personas virtuales y no reales. Esto no es renegar con la tecnología, si no usarla conscientemente. Úsala para comunicarte con gente a quien tiene lejos, si tu moneda no te da para llamarla por teléfono o para ir a visitarla; úsala por trabajo, si de eso depende tu laburo; úsala para transmitir ideas, porque le llega a todo el mundo; pero no la uses para matar tu tiempo, escucha una radio, escucha música que te eleve y te llegue al alma, léete un libro; llama a una amigo para visitarlo o cáetele de sorpresa; camina a la plaza, a algún parque, o simplemente camina; rodéate de los real: animales, arboles, tierra, pasto, piedras. ¿Cuánto hace que no te mojas con la lluvia? ¿Cuánto hace que no te embarras las manos jugando con tu hijo, sobrinito, nieto o vecinito del barrio? ¿Cuánto hace que no te pinchas los pies por caminar descalzo?¿ Cuánto hace que no tienes que sacar una mancha, de sabia de pasto, en tu buzo o remera? ¿Cuánto hace que, con tus amigos, no tomas mates en una plaza o te comes un asadito al aire libre? ¿Hay alguna regla que esas cosas solo se deben hacer hasta una edad determinada? ¿Acaso soy un ingenuo y mentecato?
Si hay algo que aprendes estando acá, es a valorar todo y en consecuencia ser sensato ya no cuesta tanto. Valoras que tienes frío; porque si el hielo no existiese, el sol te calcinaría vivo. Valoras al sol; no solo porque te ayuda a llevar al frío, si no porque te das cuenta que es una de las principales señales de que todo sigue su camino. Valoras la belleza de la luna, las estrellas y hasta esa grandes tormentas de nieves que nos pasan como visitándonos, cada tanto. Te hace dar cuenta de la realidad, que si bien todo es tan estático, sin vida animal o vegetal, el sol, la luna, las estrellas, el mar congelados, los glaciares, esas tormentas de nieve, tiene su propia vida y son parte de la tuya. Valoras un “gracias”, valoras un gesto de bondad, un gesto de compañerismo. Dicen que las invernadas de tanto tiempo incrementan la percepción, ¿Será que si?, “I don’t know” ; lo que si sé, es que aprendes a valorar.

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