Frío polar

Día de agua. Me levanto, desayuno, miro T°: -32,7, llevadero. Me abrigo: primera piel, segunda piel, campera polar, campera externa, guantes. Camino hacia el trineo, agarro la pala, me subo, comienzo a llenar los tachos con hielo. 5 paladas, pierdo el calor en la manos, aguanto, se hace insostenible. Vuelvo a la casa, cambio guantes por mitones, regreso al trineo, 10 paladas, vuelvo a perder calor. No hay mayor abrigo para las manos que los mitones, no queda otra a terminar de palear, hasta llenar las cisternas. Dejo de pensar en la mano, me doy cuenta de mi cara. No me puse mascara antiblizzar, debido a que éste trabajo lleva solo media hora. Error: no miré el viento. Con tan solo una brisa de 25 Km/H, y la temperatura que hay, es suficiente para que la sensación térmica se dispare. MI cara parece que se me va a partir. Le doy la espalda al viento y logro disminuir la sensación. La mañana más dura hasta el día de hoy, que me tocó trabajar en el exterior. El “bolas” de mi compañero no se quiso poner los guantes adecuados, se le congelaron de tal manera que parecen las manos de juguete play móvil. Termina el agua, ¡¡durísimo!!. Me voy a meteorología, le pregunto al meteorólogo, cuáles fueron los valores máximos de ésta mañana: -37 y Sensación Térmica -43.5. El día más frío del año hasta la fecha. Luego, una caricia de la naturaleza: una hermosa luna creciente sobre el glaciar.