jueves, 6 de octubre de 2011

Dolores de cabeza. En la curva anterior a la recta final.

Basta de encierro. En estas últimas semanas debido a los temporales estuve bastante tiempo adentro, ese encierro ayudado con que nuestra calefacción es alimentada con GOA (gas oíl mesclado con anticongelante) me está matando la cabeza. Estar dentro de un ambiente viciado a la larga te infla la cabeza como una piñata. Somos varios que estamos así. Excusa perfecta para retomar las caminatas o corridas al aire libre sobre los glaciares. Debo reconocer que, no sé si por el tiempo permanecido, pero hay días en que la fiaca se adueña completamente de mi. Tanto así como para clavarme a veces una siesta de 3.5Hs. En fin son solo días. Estamos en el final y la verdad que se palpita y mucho. Semanalmente llegan nuevos informes o directivas de cómo va a ser nuestro supuesto relevo con sus respectivas fechas y horarios. El regreso se siente, o por lo menos yo lo siento. Al punto de mirar el horizonte, el paisaje y me da esa cierta melancolía. Sé que es un lugar al que posiblemente no lo vuelva a ver en mi vida y saber eso, mierda, así sea una piedra que la viste durante todo el año, se siente feo. Pero bueno, quien te quita lo bailado como dirían algunos. Saber esto en contraposición me da mucha energía de aprovechar al máximo el día, ayuda mucho, sobre todo los días en que la fiaca se adueña. Como dijo un compañero, sentimientos desencontrados. Por un lado, el grupo, las peleas, las reconciliaciones, los festejos, este paisaje, este lugar mágico, único, casi de cuentos o me atrevo a decir que ni en cuentos, porque no creo que haya habido algún escritor, eso de los grandes y los de no tan grandes, que haya inventado un cuento, luego de haber vivido aquí. Volviendo al sentimiento desencontrado, por el otro lado tenemos la civilización, y si, como la gran mayoría soy bicho social, y sé que en esa civilización voy a volver a ver a la familia, a los amigos, al el kiosquero de la vuelta de casa, ese con el que colgamos charlando a veces al comprar una birra un viernes por la noche, a la señora verdulera que cada tanto, cuando anda de buen humor, me regala alguna que otra verdura, al chofer del bondi, ese que tomaba todas los mediodías, al peatón que todas la tarde veía en la misma esquina, que ni él sabe que existo, en fin, vuelvo a ver la City que tanto me gusta.
Así se siente la última curva, hacia la recta final.

3 comentarios:

  1. vamos que falta poco sebas !!! te mando un abrazo enorme hermano, estube leyendo lo que vivis allá y se me pone la piel de hielo jajajaja
    estoy organizando un asado para la bienvenida papá !!!
    abrazo grande papucho!!!

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  2. jajaj, Grande Nachoooo, que lindo asadito que nos vamos a comer papá, Abrazo grande brother!!!

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